Grado 1° Tramo 7 (4° Año)

31.03.2024

UNIDAD I  Eje temático: Filosofía y pensamiento crítico. 

Contenidos 

Problemas y preguntas filosóficas.

Comienzos y orígenes de la Filosofía. Mitos y Logos.

Mujer y filosofía.

Aproximación a la disciplina ¿Qué significa la palabra filosofía?

Paso del mito al Logos

  ¿Búsqueda o posesión ?

 Los Orígenes del filosofar. Karl Jaspers.

¿Cuál es el valor de las preguntas en la filosofía?

 Problema filosófico.              

Primero comenzaremos con algunas interrogantes 

¿Dónde y cuándo surgió la Filosofía ? 

¿Qué eran las polis? 

¿Sabes quiénes fueron los primeros filósofos ? (Si no lo sabes búscalo en una enciclopedia o en internet). 

¿Qué circunstancias hicieron que surgiera el pensamiento filosófico? 

La idea se ha hecho corriente, según la cual la Filosofía es algo muy complicado, oscuro e inútil, esto responde -entre muchas causas- por una parte, a ciertos prejuicios generados  por una aburrida enseñanza filosófica.  Y por otra parte a algo que le es propio, porque como ya lo dijo Hegel "LA FILOSOFÍA, DESDE EL PUNTO DE VISTA DE LA SANA RAZÓN HUMANA, ES EL MUNDO AL REVÉS".

Y es la que la modalidad reflexiva y crítica, característica del quehacer filosófico, no se conforma con lo que aparece cono "cierto" en primera instancia, con la evidencia ingenua de que 1+1 es igual a 2 o que el verde es verde, sino que exige ver y poner "el mundo al revés", desestructurarlo para reestructurarlo, comprenderlo, cambiarlo. 

Iniciaremos este curso cuestionando acerca de ¿Qué es la Filosofía? a través de las palabras de alguien que no es un filósofo precisamente , sino que un pintor ruso Wassily Kandinsky en las que relata como surgió en  el  la idea de un arte liberado de todo vestigio ( rastro, huella)  de imitación, un arte "abstracto" (indeterminado, impreciso). 

"Cerca ya del crepúsculo volvía a casa con mi caja de colores, sumido todavía en mi ensueño(imaginación, fantasía) del trabajo realizado, cuando de pronto vi en la pared, por la ventana, un cuadro de extraordinaria belleza. Quedé mudo de asombro ; luego me acerque a aquel cuadro jeroglífico(incógnita, misterio) en que no veía mas que formas y colores cuyo sentido me resultaba incomprensible : era un cuadro mío colocado boca abajo en la pared".

A través del curso de filosofía lo que se pretende acerca de la reflexiones sobre ¿Qué es Filosofía?, es que cada educando se aventure por ese "mundo al revés" y como al   propio Kandinsky  y les gane el asombro y la curiosidad por descifrar "cuadros -jeroglíficos". 

Apoyándose en esta lectura como una especie de linterna , que les ilumine parcialmente el camino oscuro y complejo de la filosofía, permitiéndoles  llegar a despertar el interés , curiosidad y que llegaran a sentir lo apasionante de dicho recorrido. 

¿QUÉ ES LA FILOSOFÍA?

La palabra filosofía, de origen griego, está compuesta de dos términos: filos, que significa amor, amistad, y Sofía que significa sabiduría. Es decir, filosofía se puede traducir como "amor por la sabiduría". Esto significa que la filosofía no es en sí misma la sabiduría, sino la acción de buscarla. ¿Por qué "amor" a la sabiduría? El amor desea la cosa que ama, y esto significa que no posee esa cosa o que no se está seguro de poseerla, ya que nadie desea aquello que ya tiene.

 Amor es, en este contexto, sinónimo de deseo. 

El deseo es un movimiento en el que lo deseado está presente en quien lo desea bajo la forma de la ausencia. El deseo reúne, pues, ausencia y presencia; es el impulso que los mantiene juntos.

Ser filósofo, según la idea griega, no es ser sabio, sino querer serlo, lo que puede ser aún mucho más sabio que creerse sabio.

La sabiduría es el atributo del sabio. Se cree que el primero en recibir ese calificativo debió ser el más anciano de la tribu, por su condición de experto en distinguir sabores y, por lo tanto, capaz de separar el alimento nutritivo y sabroso del que no lo es. La filosofía implica, pues, la idea de saborear o degustar, es decir, la práctica de detenerse en las cosas en vez de pasarlas por alto rápidamente, sin llegar a conocerlas. Cuando algo despierta el interés de un filósofo, éste se da tiempo para poder saber de qué se trata.

En la raíz etimológica de la palabra "filosofía" está encerrada la cuestión de la actitud filosófica: la búsqueda de la sabiduría se diferencia de un estado de posesión de la sabiduría que, como es obvio, terminaría con el deseo. Por lo tanto, la búsqueda de la sabiduría se diferencia de la posesión de la verdad. La actitud del filósofo es de apertura a lo desconocido, y se desarrolla como camino de búsqueda. Se trata de una actitud que recoge la insatisfacción que experimenta el hombre al advertir que no sabe algo, a la vez que su anhelo de abandonar su ignorancia." 

Berttolini, Langón y Quintela. "Materiales para la construcción de cursos de filosofía"  

Muchos filósofos han renunciado a privilegios y bienes por disfrutar del privilegio de dedicarse a pensar. La filosofía tiene la característica de ponerse por encima de los detalles y poder alcanzar una mirada general. El que filosofa contempla el universo y la vida con la misma fascinación con la que puede observarse la inmensidad del mar, una montaña distante o una ciudad desde las alturas. Elevarse por encima de los detalles para comprender mejor es adoptar una actitud teórica y contemplativa (Teoría es una palabra griega, que significa contemplación). 

¿POR QUÉ SE HACE FILOSOFÍA? 

Anteriormente se había dicho que la filosofía se originaba cuando las preguntas fundamentales se tornaban ineludibles (inevitables), esto es, cuando en lugar de soslayarlas(esquivarlas) perdiéndonos en las ocupaciones cotidianas, nos cuestionan en toda la magnitud de sus problemas. 

De este modo, la filosofía supone siempre una disposición, un temple de ánimo peculiar(característico, distintivo) en virtud del cual prestamos oídos y acogemos lo que nos interpela( demanda, solicita).

 Llega a filosofar quien se dispone y recibe las preguntas fundamentales como su más íntima pertenencia, y quien se confía desinteresadamente a la tarea de su resolución. 

 Los orígenes del pensamiento filosófico. (Explicación racional de la Naturaleza). 

En el siglo VI a.c, en Grecia, un conjunto de pensadores llamados actualmente presocráticos cuestionan las explicaciones míticas que reciben determinados problemas y buscan explicaciones más seguras, más lógicas. De esta forma, empiezan a investigar si detrás de la pluralidad de cambios que observamos en la naturaleza, incluida nuestra propia vida, existe una realidad básica, una realidad que no cambia jamás. 

Primera cuna: la escuela de Mileto. 

En el siglo VI, a.c, la hélade o mundo griego, ocupaba buena parte de las costas del Mediterráneo, Jonia, Asía Menor, era uno de los centros más activos. Aquí se habían establecido los antiguos aqueos (huyendo de la arrasada Micenas) y aquí había escrito Homero sus obras. Ésta será la primera cuna de la filosofía. Es una convención histórica decir que con Tales, astrónomo y matemático de la colonia griega de Mileto, se inicia la filosofía. Él y sus discípulos, Anaximandro, Anaxímenes, empezaron a cuestionarse el valor de las explicaciones míticas, las consideraban explicaciones arbitrarias y ellos, los primeros que filosofaron, buscaban explicaciones lógicamente necesarias, así pues, fueron los primeros en protagonizar el paso del mito al logos. 

Y es que intentaron responder a las preguntas que les inquietaban sin recurrir a las Musas, buscando en la propia naturaleza las causas necesarias de los fenómenos y procurando encontrar una ley a partir de la cual se pudiera explicar racionalmente, y no de forma arbitraría la realidad. Así, pensaban que bajo el mundo observacional de los sentidos, bajo el mundo cambiante de las apariencias naturales, existe una realidad fija y básica, un sustrato, un principio, una naturaleza. Según Tales, el principio del que surge todo es el agua, había constatado que el agua o la humedad es fuente de vida.

Para Anaximandro, en cambio, era algo más abstracto, el apeirón o lo indeterminado, el agua de Tales era una determinación. 

Para Anaxímenes, en cambio, la materia primera era el aire, algo parecido al aliento, dilatándose y rarificándose, constituían el principio vital. 

Hablamos de estos pensadores, no por las respuestas concreta que dieron, sino por las preguntas que se formularon y por la forma en que buscaban responderlas. Lo más fecundo de ellos es el estilo de su pensamiento: la respuesta racional de un principio único, desvinculándose de las representaciones míticas. 

¿Cuáles fueron las circunstancias que hicieron posible que en las ricas ciudades o polis marítimas de Jonia, en concreto en Mileto, se produjera el milagro griego del nacimiento de la racionalidad?

- Eran sociedades relativamente abiertas, tuvieron que adaptarse a cambios frecuentes a consecuencias de la dependencia o tutela que sufrían del Rey Persa y de sus gobernantes.

Mantenían contactos, gracias a sus múltiples viajes con pueblos de brillantes civilizaciones (Babilonía. Egipto,…), que tenían diferentes mitos y visiones de las cosas .

Su religión, sus mitos, no estaban controlados por dogmas, ni sacerdotes que de forma activa rechazasen la variedad de opinión. En aquella época, eran los poetas quienes expresaban los mitos. 

Además, podemos decir que los griegos tenían una actitud de crítica constante, como si cada generación tuviera que revisar la visión heredad y ofrecer una explicación racional alternativa, es decir, un deseo de mejora permanente. 

Tomado de "Historia de la Filosofía", editorial Edebé, pag-16,17 de Lorenzo Vallmajó Riera.

 ¿Filosofar o hacer Filosofía? 

Existir significa pura y exclusivamente filosofar, aunque filosofar no signifique siempre hacer filosofía. Y en efecto, filosofar significa primordialmente para el hombre afrontar con ojos abiertos el propio destino, y plantearse claramente los problemas que resultan de la justa relación consigo mismo, con los demás y con el mundo. Significa no ya limitarse a elaborar conceptos o a idear sistemas, sino elegir, decidir, comprometerse, apasionarse, vivir auténticamente y ser auténticamente uno mismo. Por cierto, a este filosofar, que es el único originario, verdadero y eterno filosofar, le ofrece una ayuda preciosa el trabajo técnico de los filósofos, con su tradición secular de investigaciones, experiencias y mitos. Las doctrinas filosóficas que se han sucedido a lo largo de los siglos ponen al hombre en posesión de los instrumentos indispensables para entender e interpretarse a sí mismo y al mundo y asumir la actitud del verdadero filosofar, es decir, del auténtico existir.

 Nicolás Abbagnano. "Introducción al existencialismo"


El paso del mito al logos 

El hombre siempre ha necesitado explicar la realidad que le circunda, la sociedad y así mismo. Siempre ha encontrado explicaciones a los acontecimientos asombrosos que se producían a su alrededor. Pero será en Grecia allá por los siglos VII-VI a.C. donde surgirá esa nueva actitud o forma de explicar la realidad a la que llamamos filosofía. La forma más primitiva de explicar la realidad, la explicación mítica va a ir siendo sustituida por la explicación racional, por una nueva forma de explicar basada en el logos o razón. Por este motivo es habitual referirse al origen de la filosofía como el paso del mito al logos.

El mito es la forma más primitiva de explicación. Se trata de un relato poético de carácter imaginativo en el que los protagonistas son dioses, héroes u otros seres sobrenaturales, y que tiene como intención explicar fenómenos o acontecimientos cotidianos o naturales. Veamos cuales son las características definitorias del mito o explicación mítica.

Carácter imaginativo: utilizadas técnicas basadas en la capacidad humana de la imaginación. 

Antropomorfismo: en sus explicaciones recurre a seres sobrenaturales que poseen forma humana (son de carne y hueso y tienen sentimientos y emociones humanas), de este modo la realidad queda personificada. 

Arbitrariedad: son explicaciones arbitrarias en las que todo depende del azar o casualidad, ya que todo se hace depender de la voluntad (caprichos y deseos) de los dioses; de este modo el universo se nos presenta como caos (algo desordenado, sin leyes fijas o necesarias). 

Dogmatismo: se basan en la fe y la tradición, y, por tanto, son explicaciones incuestionables (no son susceptibles de un análisis crítico)  

Con el nacimiento de la filosofía, las características propias del mito van siendo sustituidas por nuevas técnicas de explicación basadas en la razón o logos. La filosofía, de este modo, presenta características distintas.

No recurre a seres sobrenaturales para explicar la naturaleza, sino a sustancias o seres naturales. Por ejemplo, Tales de Mileto nos habla de agua como origen del universo o de que todo está hecho de agua. 

El universo no es un caos que dependa del capricho divino, sino que todos los acontecimientos tienen una causa racional, obedecen a leyes necesarias alcanzables mediante la capacidad racional del ser humano (necesariedad frente a arbitrariedad). De este modo, el universo se nos presenta como cosmos (como algo ordenado). 

La imaginación es sustituida por la explicación racional y las respuestas ya no son dogmáticas (basadas en la fe y la tradición), sino que están expuestas al análisis crítico de las técnicas racionales (experimentación, observación, reflexión...)   

Etimología del término:

Del griego Φιλοσοφία, en una traducción excesivamente convencional, "amor a la sabiduría".

El término Filosofía está compuesto por dos raíces: filo, que significa aspiración, simpatía, amor, y Sofía, que significa sabiduría. Por lo que se puede interpretar como la aspiración, la búsqueda de la sabiduría. Lo que se diferencia de un estado de posesión de la sabiduría, que como es obvio terminaría con la búsqueda.

En la raíz etimológica del término está encerrada la cuestión de la actitud filosófica.

Actitud de búsqueda de la sabiduría. El término sabiduría ha de diferenciarse del de saber. Este último denota un conjunto de conocimientos teóricos de los cuales tenemos garantía de su certeza; en tanto que la sabiduría apunta a una práctica sabia de vida, cuidadosa y reflexiva, tanto en el plano teórico del conocer como en el práctico del hacer.

Bibliografía: Herder, Diccionario de Filosofía Y Bertollini, Langón, Quintela.

PASAJE DEL MITO AL LOGOS

Expresión con la que se hace referencia al origen de la filosofía como superación de las formas míticas y religiosas de pensamiento y al advenimiento de un pensamiento racional que incluye tanto la filosofía como la ciencia.

El origen de esta forma superadora del pensamiento mítico se sitúa en la Grecia del siglo VI antes de nuestra era, más concretamente en Jonia, y es obra fundamentalmente de los filósofos de la escuela de Mileto: Tales, Anaximandro y Anaxímenes.

¿QUÉ ES UN MITO?

Un mito es una narración maravillosa protagonizada por dioses, héroes o personajes fantásticos, ubicada fuera del tiempo histórico, que explica o da sentido a determinados hechos o fenómenos. La palabra, como tal, proviene del griego μῦθος (mythos).

Los mitos, en este sentido, forman parte del sistema de creencias de un pueblo o cultura. Considerados en conjunto, los mitos conforman una mitología. La mitología, como tal, es la que sustenta la cosmovisión de una cultura, es decir, el conjunto de relatos y creencias con los cuales un pueblo se ha explicado tradicionalmente a sí mismo el origen y razón de ser de todo lo que lo rodea.

¿BÚSQUEDA O POSESIÓN? 

La actitud Filosófica La etimología de las palabras suele ser un punto de partida interesante.

 El filósofo y el sabio - La palabra griega "filósofo" se formó en oposición a "sofós". Se trata del amante del conocimiento, a diferencia de aquél que, estando en posesión del conocimiento se llama sapiente o sabio. Este sentido de la palabra ha persistido hasta hoy: la búsqueda de la verdad, no la posesión de ella, es la esencia de la filosofía, por frecuentemente que se la traicione con el dogmatismo, esto es, con un saber enunciado en proposiciones, definitivo, perfecto y enseñable.

Filosofía quiere decir ir de camino. Sus preguntas son más esenciales que sus respuestas, y toda respuesta se convierte en una nueva pregunta K. Jaspers para el desarrollo de los temas a que hace referencia. Tal es el caso del término filosofía. Proviene del griego y está compuesto por dos raíces: philo que significa aspiración, simpatía, amor y sophia que significa sabiduría. Se admite pues que el término puede interpretarse como aspiración, búsqueda de la sabiduría lo que se diferencia de un estado de posesión de la sabiduría que como es obvio terminaría con la búsqueda y la aspiración. 

En esta raíz etimológica del término está encerrada la cuestión de la actitud filosófica. Una actitud de búsqueda cuyo objetivo es la sabiduría. Sabiduría que se diferencia de saber, término que denota un conjunto de conocimientos teóricos de los cuales tenemos garantía de su certeza, en tanto que sabiduría apunta más a una práctica sabia de vida cuidadosa y reflexiva tanto en el plano teórico de conocer como en el plano práctico del hacer.

Una actitud que porque aspira es abierta y relativa, puesto que se desarrolla como camino de búsqueda en lugar de proponerse en sí misma como acabada y completa en relación a su fin, es decir "absoluta". Una actitud que recoge lo más característico de lo humano: su indefinición e insatisfacción a la vez que su anhelo de alcanzar metas. Para el caso la meta es la sabiduría, que se abre como horizonte de plenitud y completitud. 

                                                                                                                                                                    Berttolini-Langón- Quintela 

Características de la actitud filosófica.

Éstas son las principales características de la actitud filosófica y las que hacen que la filosofía siga teniendo el mismo valor y actualidad que tuvo en la cultura griega. 

-Problematizadora: Aunque el pensamiento filosófico ha ido variando, siempre se ha caracterizado por ser una manera peculiar de abordaje de problemas, más que de resolverlos. Precisamente, el valor de la filosofía no reside en las respuestas que proporciona, sino en las preguntas que formula. La filosofía cuestiona nuestras intuiciones básicas (el significado de la verdad, la posibilidad del conocimiento….). 

-Universalista e interdisciplinaria: No se limita a un cierto ámbito, sino que trata de abarcar toda la realidad. La filosofía sirve, además para establecer uniones entre las distintas ciencias, entre la ciencia y la vida cotidiana, entre ésta y el arte… El estadounidense R.Rorty considera que el filósofo es un "intelectual de uso múltiple" , porque no tiene problemas que sean exclusivos de su disciplina.

-Crítica: Supone una investigación radical pues ataca los temas de raíz, sin dar nada por supuesto. La filosofía cuestiona todo lo que tiene alguna pretensión de conocimiento. Intenta descubrir errores, falacias y manipulaciones ideológicas. Todo ello porque la filosofía persigue la emancipación del género humano de cualquier subyugación cultural, política, o incluso, científica.

-Clarificadora: Muchos problemas se deben a confusiones creadas por una comprensión deficiente de nuestro lenguaje. Por eso, para autores como Wittgenstein, la filosofía es una actividad consistente en el análisis conceptual. Su objetivo es liberador, pues muchos errores conceptuales nos atrapan sin que veamos la forma de salir de ellos. Según Wittgenstein, "nos atrapa de la misma manera en que una mosca queda aprisionada en una botella". El valor y la función de la filosofía será ayudarnos a salir de ella.

-Práctica: Aunque en muchos casos presenta un alto grado de abstracción, su interés es, casi siempre orientarnos en la vida. Por eso se ha dicho que la filosofía es un arte de vivir y que, si no sirve para la vida, no sirve para nada. Como todos queremos acertar en nuestra manera de vivir, y evitar así el sinsentido y la desgracia, necesitamos un saber que no admita nada por supuesto y que nos pueda orientar y conducir a tierra firme. 

                                                                                              Tomado de "Filosofía y Ciudadanía" – Bachillerato. Editorial Edebé 


 LOS ORÍGENES DE LA FILOSOFÍA

 "La historia de la filosofía como pensar metódico tiene sus comienzos hace dos mil quinientos años, pero como pensar mítico mucho antes. Sin embargo, comienzo no es lo mismo que origen. El comienzo es histórico y acarrea para los que vienen después un conjunto creciente de supuestos sentados por el trabajo mental ya efectuado. Origen es, en cambio, la fuente de la que mana en todo tiempo el impulso que mueve a filosofar. Únicamente gracias a él resulta esencial la filosofía actual en cada momento y comprendida la filosofía anterior. 

Este origen es múltiple. Del asombro sale la pregunta y el conocimiento, de la duda acerca de lo conocido el examen crítico y la clara certeza, de la conmoción del hombre y de la conciencia de estar perdido la cuestión de sí mismo. Representémonos ante todo estos tres motivos. Primero. Platón decía que el asombro es el origen de la filosofía. Nuestros ojos nos "hacen ser partícipes del espectáculo de las estrellas, del sol y de la bóveda celeste". Este espectáculo nos ha "dado el impulso de investigar el universo.

 De aquí brotó para nosotros la filosofía, el mayor de los bienes deparados por los dioses a la raza de los mortales". Y Aristóteles: "Pues la admiración es lo que impulsa a los hombres a filosofar: empezando por admirarse de lo que les sorprendía por extraño, avanzaron poco a poco y se preguntaron por las vicisitudes de la luna y del sol, de los astros y por el origen del universo." 

El admirarse impele a conocer. En la admiración cobro conciencia de no saber. Busco el saber, pero el saber mismo, no "para satisfacer ninguna necesidad común". El filosofar es como un despertar de la vinculación a las necesidades de la vida. Este despertar tiene lugar mirando desinteresadamente a las cosas, al cielo y al mundo, preguntando qué sea todo ello y de dónde todo ello venga, preguntas cuya respuesta no serviría para nada útil, sino que resulta satisfactoria por sí sola. 

Segundo. Una vez que he satisfecho mi asombro y admiración con el conocimiento de lo que existe, pronto se anuncia la duda. A buen seguro que se acumulan los conocimientos, pero ante el examen crítico no hay nada cierto. Las percepciones sensibles están condicionadas por nuestros órganos sensoriales y son engañosas o en todo caso no concordantes con lo que existe fuera de mí independientemente de que sea percibido o en sí. Nuestras formas mentales son las de nuestro humano intelecto. Se enredan en contradicciones insolubles. Por todas partes se alzan unas afirmaciones frente a otras. Filosofando me apodero de la duda, intento hacerla radical, mas, o bien gozándome en la negación mediante ella, que ya no respeta nada, pero que por su parte tampoco logra dar un paso más, o bien preguntándome dónde estará la certeza que escape a toda duda y resista ante toda crítica honrada. La famosa frase de Descartes "pienso, luego existo" era para él indubitablemente cierta cuando dudaba de todo lo demás, pues ni siquiera el perfecto engaño en materia de conocimiento, aquel que quizá ni percibo, puede engañarme acerca de mi existencia mientras me engaño al pensar. La duda se vuelve como duda metódica la fuente del examen crítico de todo conocimiento. De aquí que sin una duda radical, ningún verdadero filosofar. Pero lo decisivo es cómo y dónde se conquista a través de la duda misma el terreno de la certeza." 

                                                                                                                                               Karl Jaspers. "¿Qué es la Filosofía?


¿Cuál es el valor de las preguntas en Filosofía?

"La pregunta por el valor práctico de la filosofía es la pregunta por el valor práctico de hacerse preguntas en un mundo que ofrece sólo -al contrario de lo que se piensa- respuestas. El mundo mismo, de hecho, tal y como está configurado, es una respuesta compleja que se anticipa a preguntas que aún no se han hecho o que incluso no se pueden hacer. Pienso en el mundo llamado "natural" o cosmos, que antes de presentar enigmas ante nuestros ojos -las estrellas, por ejemplo nos proporciona la luz del sol, respuesta atmosférica que nos permite vivir sin hacernos demasiadas preguntas. Pero pienso también en el universo social, una red de respuestas articuladas en la que ponemos el pie cada mañana sabiendo bien qué es lo que tenemos que hacer: cómo vestirnos, de qué manera saludar, a quién respetar y, más importante aún, de dónde proceden nuestros medios de subsistencia. Una sociedad es un correoso conjunto de respuestas por cuyos corredores nos movemos con más o menos facilidad, pero dando por supuesto que no hay otro orden posible y sin hacernos, por tanto, demasiadas preguntas. La respuesta es, en cada momento y todo el rato, precisamente Todo. No todas las preguntas son filosóficas, es verdad, pero las que no lo son, no son verdaderas preguntas. La pregunta del enamorado que aún no sabe si la amada lo aceptará, no es una pregunta filosófica, aunque sí lo es la pregunta sobre el amor mismo; tampoco es filosófica la pregunta de un trabajador que no sabe si el banco le concederá un crédito, pero sí lo es la pregunta sobre el trabajo mismo. Sólo el preguntar sobre el mundo -natural o social puede definirse como un preguntar filosófico. (...)

¿En qué sentido se puede atribuir un valor práctico a una pregunta filosófica? ¿Para qué sirve preguntar? Básicamente para debilitar el mundo. ¿Y para qué puede servir debilitar el mundo? Para introducir permanentemente en él la idea de la muerte -la natural y la social- y con ella la diferencia entre lo remediable y lo irremediable. (...)

Ninguna pregunta filosófica lleva por sí misma a la intervención en el mundo; pero ningún mundo puede experimentar un cambio sin una pregunta filosófica. Porque la pregunta última, al margen de la filosofía, es la que lo decide todo: ¿queremos cambiarlo o no? 

                                                                                                               Santiago Alba Rico. "¿Qué valor práctico tiene la filosofía?" 

La pregunta por la pregunta

 [...]Clasificar preguntas puede ser tan complicado como clasificar DVDs: ¿los ordenamos por títulos?, ¿por año?, ¿por género cinematográfico? (...) Simplifiquemos. Sólo hablaremos de preguntas relevantes o irrelevantes, genuinas o retóricas, cerradas o abiertas. Irrelevante puede ser preguntar, por ejemplo, ¿por qué no hay comida para gato con sabor a ratón? Relevante sería preguntar ¿es la tortura compatible con el respeto a los derechos humanos básicos? Queda claro que el espectro en el que se mueve la importancia es muy amplio. El que hace una pregunta retórica es porque ya conoce la respuesta y tan solo desea reforzar su punto de vista o hacer ver algo que es evidente; por ejemplo: ¿cómo quieres que cocine sin luz?, ¿no te parece que ya jugaste bastante? Genuina, en cambio, es aquella pregunta que expresa ignorancia y pide respuesta. Las preguntas cerradas exigen una respuesta concreta, exacta, definitiva y, casi siempre, única; si no es fácil de responder, al menos se puede salir de duda consultando alguna fuente de información confiable; por ejemplo: ¿qué tema dio el profesor la clase pasada?, ¿qué dice el primer artículo de la Constitución?, ¿cuál es el punto de ebullición del plomo? Las preguntas abiertas, en cambio, invitan a reflexionar, a analizar, a expresarse libremente y cambiar opiniones ; admiten más de una respuesta según el punto de vista del interrogado; por ejemplo: ¿ cuáles son nuestros problemas ambientales más serios?, ¿cómo combatir la corrupción?, ¿qué es un verdadero amigo?[...] 

                                                                                                                                                                        Faral, Espinosa, Medina 

[...] Las preguntas de la filosofía son preguntas que no todos quieren preguntar, porque sus preguntas involucran toda la existencia, por ello todo está organizado para que la gente no se haga esas preguntas, por ejemplo, ¿Por qué a veces las cosas son injustas? ¿Por qué hay hambre? ¿Por qué hay gente que tiene tanto y gente que tiene tan poco? Esas son preguntas filosóficas. Pero además la filosofía tiene preguntas fundamentales, como ¿Por qué hay lo que hay? No hay nada más revolucionario que pararse frente a la realidad, la teología o los gobiernos y dudar de ellas, cuestionarlas. Por ello el pensamiento requiere de la libertad para ejercerse. Dudar de todo, no creer en aquello que nos han dicho sin reflexionarlo. La filosofía nos hace no dejar que nos metan vértigos consumistas en nuestra conciencia, exige que siempre tengamos un pensamiento libre y sólo una conciencia crítica es libre. Además hace evidente que la crítica sólo puede ser asumida desde la autenticidad.

                                                                                                                                                                              José Pablo Feinmann

Preguntas retóricas, corrientes y de indagación 

Las preguntas retóricas son estrategias discursivas que consisten en hacer una pregunta sin esperar la respuesta. Su sentido principal no es que el receptor piense una respuesta y la diga, sino reforzar o reafirmar el propio punto de vista. En la vida cotidiana es relativamente común, con preguntas tales como: "¿Y no te parece que...?", destinadas a presentar el propio criterio de manera más o menos disimulada o sutil. En ocasiones, con una pregunta retórica se intenta que el oyente reflexione sobre un asunto o que adopte un cambio en su conducta. La pregunta: "¿estás loco?" no espera una respuesta, sino que intenta llamar la atención de la otra persona para que cambie de parecer. Las preguntas retóricas son frecuentes en los vínculos en los que existe una autoridad y un subordinado. Una maestra puede preguntar a un alumno: "¿Cómo tengo que pedirte que hagas silencio mientras doy la clase?". Otra posibilidad es que la madre interrogue a su hijo: "¿En qué idioma debo hablarte para que me hagas caso?". Las preguntas retóricas incluso pueden ser cuestionamientos a uno mismo: "¿Qué me ocurre hoy?" "¿Por qué vuelvo a cometer el mismo error?" También existe un uso muy frecuente de las preguntas retóricas, que es el que cuenta con cierta dosis de ironía y es una forma de maquillar la carga hiriente que tiene un comentario. Por ejemplo: ¿quieres que piensen que somos tontos? 

Las preguntas corrientes, en general requieren información: ¿Dónde queda la biblioteca? En este tipo de preguntas entrarían la gran mayoría de las que se realizan en la vida cotidiana. Las preguntas de indagación son genuinas, en el sentido de que quien pregunta requiere algún dato, pero a diferencia de lo que ocurre con las preguntas corrientes, cuando alguien hace preguntas de indagación, éstas no las responde otro individuo proporcionando el dato solicitado, ni la respuesta marca el cierre del episodio, sino un segmento de la indagación. La filosofía se caracteriza por realizar preguntas de indagación, en las que existe el compromiso interrogativo de quienes las realizan. Por ese motivo, más que hablar de un preguntar filosófico, corresponde hablar de un preguntarse. No es posible que un filósofo lance una pregunta de indagación sin responder. En este sentido, una pregunta filosófica no es un tipo especial de pregunta, sino un tipo de comportamiento.

Las preguntas cerradas, es decir, las que no dan opción a varias respuestas, pueden clasificarse en tres tipos: completamente cerradas, semicerradas y en principio cerradas. Completamente cerradas son aquellas preguntas de las que conocemos la respuesta, por ejemplo: "¿por qué circula la sangre en el interior del cuerpo de una rata? 

Semicerradas son las preguntas de las que no sabemos la respuesta, pero sí cómo encontrarla, como en la pregunta: ¿Cuántas monedas hay en esa alcancía? 

En principio cerradas son las preguntas que se refieren a aquellas cuestiones frente a las que no poseemos técnicas para encontrar la respuesta, pero que en caso de tenerlas sabríamos perfectamente qué es lo que deberíamos hacer para dar con ella, por ejemplo: ¿cuál es la composición química de los gases de la atmósfera del tercer planeta en la órbita de una estrella ubicada a 10.000 años luz de la Tierra? 

La filosofía se caracteriza por formular preguntas abiertas, que son las que permiten al interpelado responder lo que desee, puesto que no se le impone una serie de opciones predeterminadas. Las preguntas abiertas permiten, entonces, obtener respuestas mucho más extensas, y sirven como puntapié para iniciar una conversación y para saber más sobre el interlocutor. Así, se puede conocer cuál es su postura sobre un tema, si tiene alguna propuesta al respecto, o dar detalles sobre alguna experiencia que haya vivido vinculada al tema que se está abordando. 

Como irrelevante designamos aquello que tiene poca o nula importancia, que es mínimo o insignificante. Por ejemplo, será irrelevante un comentario u opinión que tiene escasa atinencia, un hecho que afecta a pocas personas, una información sin interés general, un error que no es grave, etc. 

Se designa como relevante a algo importante, significativo, que se destaca o sobresale por encima de lo demás. Se trata, por lo general, de acontecimientos que tienen consecuencias sobre toda o buena parte de la sociedad, como por ejemplo: los descubrimientos científicos, la aprobación de leyes, la discusión sobre el presupuesto público, las políticas sociales, los impuestos, las guerras, etc. En ciertos casos, la relevancia de algo resulta evidente. En un país cuya industria turística genera la mayor parte de la riqueza, nadie discutiría la relevancia del turismo para la economía local. En otros contextos, en cambio, la relevancia es una cuestión mucho más subjetiva. Un crítico literario puede considerar que determinado escritor tiene relevancia en el panorama intelectual nacional, mientras que otro puede asegurar que ese mismo autor no es importante, sino que apenas se trata de alguien con habilidad para vender su obra.   

 

PROBLEMAS, PREGUNTAS Y NO SOLUCIONISMOS 

  1. ¡No le abras la puerta al vendedor de recetas! 

Los problemas filosóficos

Un problema es una cuestión que se trata de resolver y suele adoptar la forma de una pregunta. Los problemas pueden encontrarse en diferentes áreas del saber y de la actividad humana (...) Cada uno de ellos tiene un determinado contexto, y para su resolución se exigirá la adecuada metodología proveniente del ámbito en el que aparece el problema. Sin embargo, (...) puede hablarse de un "denominador común" a todos los problemas, que es su carácter de tensión, de no resolución, de ignorancia confesada, de reto: ello implica algo no resuelto, que precisa un esfuerzo de resolución, y para lo cual han de emplearse diferentes procedimientos. Los problemas filosóficos tienen un carácter peculiar, ya que ellos son problemas conceptuales. Existe un mínimo nivel lógico que debe respetarse en la resolución de todo problema. 

Formular problemas adecuados y fecundos, y plantear cuestiones rigurosas exige un elevado conocimiento del ámbito en el que se está preguntando. De otro modo se caería en un vacía trivialización y se plantearían cuestiones que no tienen sentido, y menos aún, una solución coherente. Plantear problemas exige manejar información, y cuanto más actual y seria sea esa información, más alta probabilidad de que estas preguntas sean interesantes. 

Solucionismo: Hacer buenas preguntas es más importante que tener respuestas para todo. Actualmente, la esfera pública está dominada por la opinión rápida (tertulias, columnistas, redes sociales, etc.) y por el solucionismo, esa ideología según la cual sólo se valoran las soluciones rápidas a problemas muy concretos. Si se pierde la capacidad de elaborar los problemas verdaderos, caemos en manos de los falsos problemas y de los vendedores de recetas.

                                   Marina Garcés. Fuera de clase: textos de filosofía de guerrillaGalaxia Gutenberg, S.L.Barcelona 2016  

¿Qué es un problema? 

"La palabra problema viene del griego y etimológicamente significa "lanzar" o "arrojar hacia delante". En este sentido un problema es algo que está frente a mí... En otras palabras, un problema es un obstáculo. Pero para que algo sea vivido como obstáculo no es suficiente que esté presente ante mí. Es indispensable que yo me proponga, que sienta la necesidad de sortearlo, de pasar al otro lado, de salir de esa situación. Es decir, no todo interrogante es vivido como problema por el hombre. No alcanza con tener conciencia de que ignoramos algo, no alcanza con constatar la aparente incompatibilidad entre los datos con que cuento. El hombre contemporáneo percibe con claridad que desconoce muchas cosas, pero puede habituarse a vivir con su ignorancia sin intranquilizarse por ello... 

En cuanto a su contenido, tanto el problema como su solución, se caracterizan por su historicidad. La solución siempre tiene una zona de validez limitada, fuera de la cual será sustituida por otra. Pero los problemas mismos son históricos y esto en dos sentidos: un mismo problema es una realidad variada a lo largo de la historia. Pero además, permanentemente aparecen problemas nuevos y otros dejan de serlo."  

                                                                                                                          Berttolini, Langón y Quintela. "¿Qué es filosofía?" 

¿Cómo reconocemos que un problema es filosófico? 

- El problema filosófico adquiere la forma de una pregunta. Y todos los aspectos que presenta la vida pueden ofrecer motivos para el nacimiento de una pregunta: el dolor, la muerte, la sorpresa, la curiosidad, la experiencia de lo bello, el sentimiento de culpa, la duda sobre la verdad de nuestro conocimiento, los descubrimientos científicos, las revoluciones políticas, etc.

 - Pero no toda pregunta es vivida como problema por los humanos, no alcanza con tener conciencia de que ignoramos algo. Solemos percibir con claridad que desconocemos muchas cosas, pero podemos habituarnos a vivir con esa ignorancia sin intranquilizarnos por ello. Para que tengamos un problema filosófico, debemos enfrentarnos a una pregunta que imperiosamente necesitamos contestar. 

-Cada problema filosófico da lugar a muchas respuestas válidas. Si preguntamos a un matemático qué conjunto de verdades concretas ha establecido su ciencia; su respuesta durará tanto tiempo como estemos dispuestos a escuchar. Pero si hacemos la misma pregunta a un filósofo, y éste es sincero, tendrá que confesar que no existen verdades concretas en su disciplina.

- Lo anterior ocurre puesto que todo problema filosófico es insoluble para el intelecto humano de modo definitivo: ¿Cuál es el origen de todo lo que existe?, ¿Hay o no un Dios? Parecería que, por más que sea posible hallarles nuevas respuestas a estas preguntas, ninguna de ellas será demostrada como "la verdadera". Sin embargo, por más débil que sea la esperanza de hallar una respuesta definitiva a tales interrogantes, son tan importantes que la filosofía continúa examinando todo lo que no aproxima a aclararlas.

- El intento de aclarar problemas filosóficos nos permite liberarnos de los prejuicios de la época y el lugar en los que vivimos. Para todos el mundo tiende a hacerse preciso y finito, definido, obvio. Pero cuando empezamos a filosofar hallamos que aún las situaciones más comunes conducen a problemas a los cuales sólo podemos dar respuestas muy incompletas. Por ejemplo, ¿Son los pobres responsables de su pobreza?, ¿Son necesarias las autoridades?, ¿Qué función cumple la educación?, al plantearnos interrogantes así, la filosofía amplía nuestros pensamientos, liberándonos de las ideas que aceptamos injustamente por costumbre.

- El esfuerzo por resolver problemas filosóficos nos libera de los intereses reducidos que derivan de nuestra vida privada. Por lo general, nuestros pensamientos se refieren exclusivamente a las personas que conocemos: familia, pareja, amigos, etc., Esta clase de pensamiento son muy limitados. Nuestro entorno es muy pequeño en relación al mundo, pero al empezar a reflexionar sobre los "grandes temas" comenzamos a ampliar nuestros horizontes de pensamiento. Pensamos las situaciones en términos más globales.

- Se refieren los problemas filosóficos a "cuestiones vitales", pueden ser tanto prácticas como teóricos, y proponen respuestas que no sólo no pueden considerarse definitivas, sino que hasta que pueden replantear el mismo. 

- Aunque las preguntas que se plantean los problemas filosóficos sean del tipo que suele llamarse "preguntas abiertas" no quiere decir que sean preguntas carentes de sentido.

- Deben ser significativos para los seres humanos como tales, es decir, un problema no puede ser privado ni trivial. 

- Puede coincidir total o parcialmente con interrogantes que se plantean en el ámbito religioso, artístico, político, científico, en este último caso no tiene que coincidir con las interrogantes específicas de cada una de las ciencias.

- Puede tener que ver con "situaciones límites" (aquellas que no podemos eludir o cambiar, y nos enfrentan con fronteras que no podemos traspasar), con elecciones de vida, con lo que sabemos o ignoramos, con relaciones entre individuo o sociedad, etc. 

Un problema es una cuestión a investigar, a veces en forma de pregunta. Trabajar con problemas en filosofía no solo es cuestión de un recurso didáctico. Es recatar lo propio de la disciplina como pensar problematizador. 


 "La gente tiene estrellas que no son las mismas. Para los unos, que viajan, las estrellas son guías. Para otros no son más que  lucecitas. Para el hombre de negocios eran oro. 

Para otros, que son sabios, constituyen problemas".

                                                                                                                              "El principito" Saint-Exupéry


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